Saber poco sobre mucho

A mi no me sirve saber detalles sobre la partida doble en contabilidad o conocer cómo es que se fabrica la pistola en una fábrica artesanal en Estados Unidos. Muy pocas veces uno tiene esos contenidos como claves a la hora de trabajar, a no ser que sea un empleado de la fábrica mencionada o un contador. Saber de todo puede ser perdida de tiempo muchas veces.

Nunca fui el más inteligente de mi clase en el colegio ni en la universidad. Había compañeros que sabían un montón de cosas más que yo. Ni hablar de estar informado sobre temas candentes de actualidad política o deportiva, a mi siempre me importó más el meme de moda en Twitter o el tema fuerte de Orkut en época de colegio.

Hoy creo que conocer detalles sobre ciertas curiosidades de la historia no me sirven de mucho. Tal vez si alguna vez me toca hacer documentales sobre eso me ayude, pero por lo general no, no me suma y por ahora no resta. Tal vez fue una especie de buena suerte eso de especializarme a medida que iba pasando los años y a la par ir conociendo cosas que a la larga me ayudaron o siguen ayudando.

Puede que solo pegarle a todo, no va. Saber de todo aleatoriamente no creo que sea una opción buena, pegar a todo tipo de conocimientos al azar no creo sea lo correcto, porque uno se deprime, uno no va a llegar a saber todo de todo y si hay alguno que presume de ello y realmente sabe todo, mis felicitaciones. Pero la gente común y corriente no puede abarcar todo y el todo, a mi humilde opinión, se debe centrar en su especialización. En ese grupo ya podemos entrar las personas que no nacimos con dones.

De ese tipo de saber todo es que hablamos en los siguientes #DailyMil, que parece algo fácil, pero que estoy seguro que les asombrará lo complejo que puede llegar a ser y el tiempo que puede llevar lograr. Les spoileo, te puede llevar toda la vida.

Si te gustó el contenido no dudes en hacerme saber en mis redes: Twitter, Facebook, Instagram y si te queda bien, podemos hablar incluso vía LinkedIn, vos decidís.