No pidas que trabajen más, pide que sean más

Me suelen decir que trabajo demasiado, que no tengo tiempo y que debería de aflojar. Va a sonar raro, pero no suelo trabajar mucho, si tengo un nivel de intensidad muy alto. Pero la mayoría de mi tiempo lo ocupo en ser más, cosa que muchas veces no se diferencia de trabajar mucho.

Mi día se divide en trabajo y sueño, con algún que otro espacio de ocio. No hace falta decir que lo del sueño es descanso, pero el de trabajo suele variar de entre 12 a 16 horas. Por lo general es eso lo que se ve, que trabajo de 12 a 16 horas y me han hecho llegar comentarios de que tengo que aflojar.

Lo real es que esas horas de trabajo se dividen en dos fases. Una es de trabajo intenso, de fuerte concentración que requiere de un ambiente determinado o de un estado muy particular. La segunda fase es la más interesante y es la que uso para ser más.

La fase de trabajo intenso lo gasto es quemar mi lista de pendientes en los proyectos que tengo. Quemo reuniones, llamadas, mensajes, artículos que debo escribir, mini secciones que tengo en proyectos, etc. Es una fase muy operativa.

Donde si exploto es en ser más. Nunca me conformo como estoy. Siempre siento que algo me falta, algo tengo que aprender. Es algo que siempre estuvo en mi, se mantiene y hoy lo enfoco en el marketing, la tecnología y la creatividad. Siempre aprendo algo nuevo en estos sectores.

De esas sesiones de ser más siempre tengo nuevas ideas para los proyectos en los que estoy y siempre suelo guardar un producto o servicio que puedo sacar. Y por eso es la parte mágica de mi día. La fase de ser más es la parte del día donde soy más yo, por eso no es molestia quedarse “fuera de hora“ o “trabajar de más“ o “No dejar de trabajar“.

De lo personal a la empresa

Esa experiencia de mis fases de ser más en lo personal debe pasar a la empresa. La figura de la empresa cambia y a mi criterio la empresa no debe ser solo ese lugar donde uno trabaja y está 8 horas sentado.

La empresa debe formar a quienes quieren destacar en el rubro de la empresa. Si una empresa se dedica al marketing, lo ideal es que esta sea una institución de formación para nuevos talentos de marketing. Que la contratación de junios no sea solo para abaratar costos.

Uno puede aprender trabajando, pero si esta fase es apoyada por pequeñas sesiones de comentarios, recomendación de textos, charlas o asesorías personalizadas, la cosa cambia y se potencia más un aprendizaje sobre el sector.

Para ser más antes bastaba con un título universitario, hoy ayuda, pero ya no define tu vida, ni te coloca en una vitrina de exitoso. La empresa debe colaborar a esa formación, es más, eso debería ser una nueva función dentro de las empresas del futuro. Y no hablo de capacitaciones esporádicas, de ser posible diarias.

Un intenso de trabajo y formación, dos aristas con fuerte marcado en metas por objetivos y no en horas.

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